Muchas veces escuchamos a nuestros hijos o alumnos palabras malsonantes y les decimos: “te voy a lavar la boca con jabón, y no porque la tengas sucia…”
Al principio empiezan a pronunciar con fuerza “caca”, “culo”, “pedo”… y después se ríen, pero más tarde pasamos a los insultos un poco más fuertes que escuchan en el parque, en la televisión o de otros compañeros más mayores del colegio.
En estos primeros años, decir palabrotas se convierte en algo cotidiano en la evolución de niñas y niños, pues les resulta divertido y saben que serán el centro de atención. Cuando empiezan a darse cuenta y se inician en el control de la emoción, suelen pronunciarlas en voz baja para exclamar a continuación: “¡Eso no se dice!, ¿a qué no mamá?”
Podemos reaccionar de diferentes maneras: riéndonos, regañando con exageración o no dando importancia al tema.
Si damos demasiada importancia, positiva o negativa, conseguiremos que las palabrotas se incorporen al vocabulario de nuestros niños; por tanto, consideraremos esta conducta como cualquier otra y le daremos la importancia adecuada, sin exagerar ni dramatizar. Es normal que en un momento de “excitación” se le escape una palabra fea, pero si no está incorporado en su vocabulario no es importante.
Lo que sí es importante es explicarles que, a veces, los mayores dicen algunas palabrotas y que lo hacen porque saben que en ese momento y en ese lugar pueden decirlas, pero los niños no.
Si repiten mucho algunas palabras, sería interesante preguntarles qué quieren decir, por qué las dicen y hacerles llegar a la conclusión de que en realidad son tonterías que no tienen sentido.
Algunas recetillas
- Importante enseñar un vocabulario apropiado para cada momento
- Desarrollar un vocabulario rico y variado sin palabras que suenen mal
- Importante evitar palabras malsonantes que se conviertan en un hábito (primero las dirá porque le hacen gracia; después para decir algo que no le gusta; y por último, como una rutina)
Preguntas frecuentes
¿Es cierto que les divierte decir palabrotas?
Sí, porque les gusta jugar con las palabras. Es recomendable sustituir la palabrota por otra que tenga un sonido semejante.
¿Existe provocación cuando dicen palabrotas?
Sí, se siente dominantes y provocan diciendo palabras que saben que están prohibidas o no gustan. Se sienten mayores.
¿Siempre aprenden palabrotas en el colegio?
NO. Muchos padres piensan que es allí porque este hecho coincide con la edad en la que se escolarizan, pero estamos hablando del desarrollo del lenguaje para todos los niños, vayan o no al colegio. Sí es cierto que los niños se divertirán escuchando palabras “feas” de sus compañeros y eso hace que se repitan.
Cuando dice una palabrota…¿le reímos la gracia?
No. Pasado el momento de sorpresa, nos pondremos en el papel de padres o profesores para hacerles saber que no nos hace gracia.
Se me ha escapado una palabrota delante de mi hijo…
En primer lugar hay que tener cuidado porque de los 4 a los 6 años, los niños imitan el lenguaje de casa y además encuentran muy atractivas las palabras malsonantes. Cuando se nos escape alguna, podemos sonreír y pedir perdón.
¿Cómo respondemos ante una palabrota que encierra una provocación?
Podemos hacerles saber que a nosotros no nos apetece escuchar ese tipo de palabras, que puede ir a su cuarto a decirlas y nos pondremos a hacer cualquier otra actividad (encender la tele, la radio, poner la música, llamar por teléfono…) para que vea que no tenemos intención de seguir escuchando palabrotas.
Articulo aportado por Susana M.L. (Professora Inf 4 anys Valencià)
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